6 de agosto de 2011

VENDAVAL




El aire de mi espalda
me llega hasta las manos
por eso es que puedo torcerme los dedos
cuando suspiro

entre estertor y fatiga
se me escapan nombres
como quien expulsa
risas o flemas o maldiciones
sin la incertidumbre de aquel que ha perdido algo

olvido de a poco
me corto el pelo
porque no quiero morir
pronunciando.